El termómetro de un campamento

En el día previo al comienzo de QN’97 se reunió todo el claustro (ya en Quintanabaldo) para acabar de preparar al máximo el campamento antes de la llegada de los niños. Creo que fue de las primeras veces que se hacía esto, supongo que porque se observó la conveniencia de que los profesores se conozcan antes de empezar a trabajar juntos en una actividad tan compleja como un campamento, aunar criterios, etc.

César Soltero, gran experto ya entonces en dinámica campamental y en el espíritu de Juventud Idente, se hizo los aproximadamente 1600 km (ida y vuelta) que separan Sevilla de Quintanabaldo para acompañarnos sólo ese día y regalarnos una estupenda sesión de formación.

La sesión consistió en la explicación de algunos de los puntos que más dificultad pueden presentar para un profesor en un campamento, pero lo que más recuerdo fue cómo concluyó su amena sesión formativa (a mí se me pasó volando, pero recuerdo que duró bastante porque muchos salimos a gran velocidad hacia los servicios cuando acabó!): qn 97 2 Nos hizo la siguiente pregunta: «¿sabéis cuál es para mí el termómetro para saber si el claustro está funcionando o no durante el campamento? ¿Cómo tomarle la temperatura al campamento desde el punto de vista de los profesores? Pues si los profesores están deseando que lleguen los cambios de actividad para juntarse entre ellos».

Considero este ejemplo muy adecuado y simple, y la verdad es que en ese mismo campamento y en posteriores lo he recordado muchas veces!

(La foto es del campamento QN’97, que empezó al día siguiente, de algunos niños y profesores disfrazados al atardecer, acabada la gymkhana).