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Entrevistas a profesores QN’04

Este extraordinario documento fue elaborado por Danny Fernández en los últimos días del campamento de Niños de Quintanabaldo 2004, entrevistando a algunos de los profesores que participaron en él.

Los que tengan ganas de entretenerse pueden jugar a adivinar, a partir de las caras, cuáles llevaban allí desde el primer día y cuáles estaban recién llegados (una ayuda que nos vino pero que muy bien) para participar en el siguiente campamento de jóvenes QJ’04 🙂

A pesar de que recuerdo que las aportaciones para el vídeo fueron prácticamente sin preparar, creo que las opiniones y motivaciones que estos profesores reflejan con sus palabras son un ejemplo de su compromiso, y para mí personalmente fue un placer tenerlos en mi equipo en ese campamento (a ellos y al resto que no aparecen en el vídeo). Los podéis ver a todos en http://sanchezcrespillo.info/mividaenjuventudidente/?p=183

Entrevista a Óscar Martínez (actualizado enlace)

entrevista ÓscarÓscar Martínez ha sido una de las personas más extraordinarias que he conocido durante mis aventuras en Juventud Idente. Recuerdo que cuando le conocí, creo que en el curso de profesores de mayo del 98 (en Quintanabaldo) ya era profesor de física en la universidad. Le recuerdo como profesor, coordinador de grupos, presidente y quién sabe cuántas cosas más en la incomparable JI de Valladolid, jefe de campamento en QJ’07 y QJ’08, miembro del gran equipo RHU’06 del Proyecto Cooperar, actuando en ateneos e himnos de fuego con intervenciones memorables … y un largo etcétera.

Pero sobretodo quienes le conocen pueden dar fe de unas cualidades humanas que han sido ejemplo para todos durante muchos años. Es difícilmente superable su generosidad, entrega y el buen humor que le acompaña y que se contagia a su alrededor (especialmente en momentos de dificultad!).

Adjunto aquí la entrevista que le hicieron en junio de 2006 (creo que para el diario El Norte de Castilla) y en la que habla con mucho acierto de algunas de los temas más importantes con que ha convivido Juventud Idente de España en los últimos años: voluntariado, infancia y juventud, educación en valores en la sociedad actual…


ENTREVISTA · ÓSCAR MARTÍNEZ · VOLUNTARIO Y COORDINADOR DE LA ASOCIACIÓN JUVENTUD IDENTE

«Los niños se lo pasan mejor al aire libre que con la consola»

VALLADOLID Óscar Martínez (Valladolid, 1971) fue presidente de la Asociación Juventud Idente, en la que actualmente sigue en labores de coordinación como voluntario. Juventud Idente reivindica la dedicación de tiempo a los niños y jóvenes y el fomento de valores como la amistad, la generosidad y el respeto hacia el otro que se logra con la convivencia.

Entre las actividades de esta asociación, con una trayectoria de tres décadas, están la organización de campamentos, talleres, apoyo escolar y voluntariado en centros de menores y también de personas mayores. Mucho campo para poca gente. Óscar Martínez anima a quien pueda estar interesado en colaborar a no dejar de marcar el 983 253837. «Vale la pena», asegura.

-¿Es complicado con la incitación al consumo que hay trasladar a los niños estos valores?

- Es bastante complicado, porque no es lo que se promueve en términos de televisión y publicidad. Para cosas más lúdicas cuesta algo menos que participen. Hace años era más fácil.

-¿Los jóvenes son comprometidos o pasotas?

- Tiran más a pasota. Y participar, todavía, pero encontrar coordinadores o gente que prepare talleres cuesta muchísimo.

-¿Cómo cree que se lo pasa mejor un niño, en un taller o con la ’play’?

- Con un taller. Yo lo veo con mis sobrinos, que reclaman que les prepare actividades; pero claro, tienen que estar atendidos y procurárselo, si no ellos van al recurso fácil del videojuego o la videoconsola. Se lo pasan mejor cuando conviven con otros niños, al aire libre…

-A lo mejor la videoconsola también es un recurso fácil para padres hiperatareados.

- Vivimos en una sociedad en la que el trabajo nos agobia, estamos con prisa para todas las cosas, los tiempos están muy medidos y muchas veces la televisión se ve como un respiro para los padres.

-¿Existen suficientes alternativas de ocio saludable?

- Creo que sí. No es problema de que no haya oferta, que hay muchísima, sino de que es más difícil llegar a los niños y jóvenes.


Actualización 01 07 2012: transcribo arriba la entrevista porque el enlace que tenía este artículo parece ser que ya no está operativo.

Entrevista a Eduardo Medina

Ese_Edu_-24c7eEdu es uno de los amigos más extraordinarios que tengo, ese tipo de persona a la que le confiarías algo importante porque sabes que se lo tomará con la seriedad necesaria. Un todoterreno a quien he visto disfrutando (y haciendo disfrutar) con las artes, el deporte, la ciencia, los viajes, la cultura, … En resumen: una mente inquieta con la sensibilidad necesaria para admirar la naturaleza y acoger a la gente con la que se va encontrando, siendo natural en él tratar con respeto exquisito igual a un adulto que a un niño (cualidad que yo siempre he considerado muy valiosa!).

He tenido la suerte de compartir con él campamentos (en Quintanabaldo y Canarias), reuniones de la OFIE y de comisiones especializadas, representaciones en himnos de fuego, la elaboración de un cancionero, visitas a nuestros respectivos hogares de islas lejanas, …

Edu ha sido tan gentil de compartir con nosotros esa parte de su vida en JI a través de esta entrevista. En una palabra: ¡MIL GRACIAS! 😉


ENTREVISTA A EDUARDO MEDINA

¿Cuándo y dónde empezaste en Juventud Idente? Cuéntanos algo de aquellos momentos.

Fue en el verano de 1999, en Quintanabaldo. Unos meses antes le había propuesto a mis padres ir a un campamento de verano. Siempre me gustaron las actividades al aire libre, las acampadas, el senderismo… Erika, la hija de unos muy buenos amigos de la familia, acudía todos los fines de semana al voluntariado que JI hacía para jóvenes, y fue ella la que nos comentó que tras algunos años yendo a campamentos en Gran Canaria, ese verano iría por primera vez al campamento de jóvenes en Burgos.

Recuerdo muy bien aquel campamento. Me marcó especialmente. Con apenas quince años eres un ser vulnerable, emocionalmente inestable, y ese verano fue un punto de inflexión, el paso hacia la vida adulta. En quince de días de convivencia aprendí muchas cosas, las más importantes las relacionadas conmigo mismo.

¿Qué fue lo que más te «enganchó» y por qué?

Lo que me enganchó fueron las personas, desde luego. La capacidad que tiene el ser humano de ser auténtico cuando se le dan las condiciones oportunas para serlo, cuando desaparecen las máscaras y los lastres que en ocasiones la sociedad o las circunstancias nos imponen.

Y el lugar. Quintanabaldo es mágico, especial. Cuando evoco con nostalgia el murmullo constante del río Nela, el fuego de la hoguera crepitando en la quietud de la noche, las estrellas –nunca en mi vida he visto tantas estrellas–, los amaneceres fríos, brumosos, con caballos salvajes paciendo indiferentes alrededor de las tiendas…, pienso que si acaso existiera el paraíso habría de ser algo muy parecido a eso. Porque en ese campamento, y en los que vinieron después, he sido plenamente feliz; he sido yo plenamente.

En los campamentos que has participado, tanto en Quintanabaldo como en Canarias, has sido acampado, profesor ayudante, profesor de niños y jóvenes, responsable de un área y miembro de las jefaturas… ¿Cómo has vivido esta evolución?

Pues ha sido la progresión lógica del que cree ciegamente en lo que hace y de aquellos que confían en ti para que lo lleves a cabo. Y esa evolución fue también personal, un camino de madurez interior. A medida que pasaban los años mis responsabilidades crecían, y la vez se me iba forjando un carácter, una personalidad.

Estoy convencido de que yo no sería quien soy si no fuera en gran parte por Juventud Idente. Por todo lo vivido, y por todas las personas que me fui encontrando por el camino. Mi gratitud es infinita hacia todos aquellos que con gestos, acciones y palabras pusieron su granito de arena para formarme como persona.

Tú formaste parte de uno de los equipos RHU del Proyecto Cooperar. Cuéntanos que fue lo que más te marcó de este viaje.

«La diferencia entre un viaje de placer y un viaje de cooperación es que en el primero, cuando uno regresa a casa, recuerda los sitios maravillosos en los que ha estado; en el segundo, en cambio, lo que nos queda, y lo que nos importa, son las personas». No recuerdo quién dijo esta frase ni si fue exactamente así pero sé que fue durante el viaje. Y lo resume todo.

Bolivia es un país extraordinario. De grandes contrastes. Posee una naturaleza salvaje, única, y una cultura milenaria, la inca, que no deja indiferente a nadie. Sin embargo, lo que más me marcó de ese viaje fue la generosidad de los que menos tienen, la capacidad de ser completamente felices sin necesidad de apenas nada. Así aprendí que la delgada línea que divide la pobreza y la miseria es la dignidad. Y por supuesto el trabajo incansable, difícil a veces, pero sin duda reconfortante, de los misioneros identes. Ejemplos de vida.


Recuerdo que fuiste presidente de JI Las Palmas, responsable de la comisión especializada de relaciones exteriores en la Oficina de España… ¿con qué te quedas de toda esa experiencia en funciones tan importantes como son las de representación, gestión de recursos…?

Moverte en según qué ámbitos en ocasiones puede causar miedo. Sin embargo siempre me sentí arropado por aquellos que confiaron en mí. Nunca estuve solo, siempre tuve el apoyo de lo míos. Y con el pasar de los años me he dado cuenta de lo mucho que me ha servido en mi vida. Saber entenderte con los demás y llegar a consensos. Saber atender otros puntos de vista, salir de ti mismo para visualizar los problemas desde otra perspectiva. Y tomar decisiones. Importantísimo. A veces llegamos a un punto en la vida en donde el camino se divide en dos –o en tres, o más–. Y elegir, aunque nos equivoquemos, es fundamental. Porque quedarse parados nunca… Al fin de cuentas la vida no es más que eso: saber elegir.

Actualmente trabajas como veterinario. ¿Hay algún aspecto directamente relacionado con tus experiencias en actividades de JI que te sirva en el día a día de tu profesión?

Sin duda. Mi trabajo es de cara al público, para las personas. Y en esta profesión a veces uno se enfrenta a situaciones difíciles, delicadas. Y viéndose en tales circunstancias uno recuerda que no es la primera vez, que ya ha pasado por eso. Y echa mano de los recursos que un día aprendió y puso en práctica y de los que tan buenos resultados obtuvo. Por eso, y ya no sólo en mi profesión, uno hace uso de todo lo aprendido (inconscientemente en la mayoría de los casos). Y qué duda cabe que gran parte de ese aprendizaje se lo debo a JI.

¿Podrías relatar algún momento que haya sido especialmente significativo para ti?

Ahora mismo, mientras le doy a la tecla, me vienen a la cabeza muchísimos momentos especiales. Es difícil escoger entre tantos. Sin embargo me quedo con los minutos de después de los Himnos de Fuego de los primeros campamentos: las últimas brasas consumiéndose en la hoguera, todos alrededor del fuego; nos juntábamos lo más posible, a fin de protegernos del frío. Yo agarraba la guitarra y aprendía las primeras canciones de Silvio. Aún recuerdo a Valentín Echarri enseñándome los acordes de Quién fuera, Ojalá, Y nada más… Y tocaba y cantaba… Qué feliz era, rediós.

¿Y algún momento especialmente difícil?

Sí, uno especialmente. Fue durante una de las caminatas largas de Quintanabaldo.

Hacíamos noche en la estación abandonada de Yera, en Vega del Pas, perdidos a la mano de Dios en mitad de la Cordillera Cantábrica. Mientras dormía me revolvía dentro del saco. Me empecé a encontrar mal, me dolía la cabeza, sufría de sudores fríos y por último tuve retortijones. A eso de las seis de la mañana, cuando apenas despuntaba el día, sentí cómo me subía una descarga agría por la garganta. Salté como un resorte fuera del saco, salí lo más rápido que pude, y vomité toda la cena. Recuerdo perfectamente la escena: yo de cuclillas, descalzo, echando los higadillos por la boca y un burro color marrón oscuro, a escasos metros de mí, que me miraba con ojos curiosos.

El resto se lo pueden imaginar. Una vez acabé de echar todo de cintura para arriba comencé a echar todo lo de cintura para abajo. Y emprendimos la marcha, yo el último, rezagado, papel higiénico en ristre. Parando cada dos por tres, evacuando, ya fuera por arriba o por abajo –a veces incluso, figúrense, por ambos sitios a la vez–.

Débil y renqueante, después de cinco horas infernales, conseguí llegar al punto donde me recogió el jeep. Jamás en mi vida lo pasé tan mal, y jamás saqué tanta fuerza de voluntad. Toda una proeza. Sin duda.

Bueno, ¿y alguna anécdota graciosa?

Ups. No sé si la graciosa la conté antes. Que a pesar de lo mal que lo pasé, algo de gracia tiene…

Pero no. Aquí me quedo con los buenos momentos ensayando y representando las geniales obras de Les Luthiers. Siempre conseguía engañar –a veces me costaba muy poco– a unos pocos para que fueran cómplices de mi locura y amor por estos chiflados del humor. Y lo pasábamos de miedo. En una ocasión, en un campamento en Gran Canaria, recuerdo que estuvimos más de veinte minutos sin parar de reír. Y eso, es vida, amigos.

Seguro que abundan los recuerdos de muchas personas. ¿Podrías hacer mención de alguna o algunas de ellas, con nombres y apellidos, que recuerdes de manera especial?

Sabiendo que es injusto cualquier enumeración espero me perdonen a los que por descuido olvide de nombrar.

Jose María Sierra, Margalida Font, Mar Álvarez, Cristina Díaz, Reyes Hernández, Esperanza Estades. Los jefes, los referentes. Luces en la noche.

Hermanos Sánchez Crespillo. De calidad humana y generosidad infinitas.

Moisés Pérez, Rayco Jiménez, Carolina Guerra, Carlos Peña, Teresa López, Manuel Marrero, Laura Navarro, Alejandro Pérez. Los de aquí, canarios de brega.

Lucía González, Corpus Bermejo. Hermanas bolivianas del alma.

Miguel Porta, Valentín Echarri, Vicente de la Fuente, Gregorio, Fernando, Damián, Jesús Muñoz. Los hermanos de allá.

Enid San Andrés. La mujer más inteligente que he conocido.

Efrém Gómez, Hermanos Rico Arrastia, Richi Gómez, Andrés Narváez, el Loko, Elisabet Olivares, Carmen Serrano, Dani el Chipirón, Shayla Arias, Hermanos Mora de Jesús, María José Adana, Beatriz Quintana, Tamara Buendía, Beatriz Barbado, Raquel Huelves, David Pacheco, Patricia Estela, Víctor Soltero, Óscar Martínez, Teresa e Irene Cobo, Daniel Álvarez, Daniel Fernández, etcétera… La tropa.

¿Qué importancia le darías al trabajo que ha realizado JI durante estos años en nuestra sociedad en el terreno de la educación de niños y jóvenes?

Mucha. La educación en valores es vital si queremos salir adelante como sociedad. Basta echar una mirada a los periódicos de cada día o a las noticias para darnos cuenta de que nos estamos destruyendo. Y que la crisis de la que tanta gente habla y que nos tiene atemorizados es, además, una crisis de valores. El trabajo de la JI durante todos estos años ha servido para cambiar, aunque sea un poco –o a unos pocos– la forma de ver y entender el mundo. Que otra sociedad es posible: más responsable, honesta, auténtica… Y que se puede, lema de la JI, cambiar el mundo a partir de nosotros mismos.

¿Cuáles crees que son los retos que tiene aún por delante JI?

Todo está cambiando a una velocidad de vértigo. El boom de asociacionismo juvenil de los noventa ya nos suena a un pasado muy lejano. Hoy en día no es tan importante la información que recibimos sino de dónde la recibimos. En este sentido las redes sociales se están convirtiendo en una herramienta única, eficaz, participativa y de gran difusión. A mi juicio creo que es necesario adaptarnos a los nuevos tiempos e intentar subirnos al tren de las nuevas tecnologías.

¿Cuál ha sido tu «lección didáctica» después de todos estos años?

«Pensar es bueno; soñar, mejor». Gran frase de Fernando Rielo. Saber que un mundo mejor es posible; porque lo has visto. En los ojos metálicos llenos de esperanza del niño boliviano en la Ciudad del Niño Jesús de La Paz, durante una conversación con un joven que te cuenta sus inquietudes en Quintanabaldo, o viendo a una niña siendo capaz de sacar lo mejor de su arte y de compartirlo con los demás en un Fuego de Campamento bajo el cielo estrellado grancanario. Y en tu vida diaria también, en pequeños gestos, pequeñas excepciones que te reencuentran con el género humano y arrojan algo de luz entre tanta tiniebla.

Por eso hay que seguir en la lucha. Ser felices. Tener gente a la que querer y gente que nos quiera. Hacer todo lo posible para tener un vida plena, aportando un poco de esfuerzo y dedicación hacia los demás. Porque les prometo que el que siembra recoge, y porque parafraseando a Les Luthiers: «La vida merece ser vivida; la muerte, en cambio, merece ser “morida”». Y al final es eso: vivir; porque lo único infalible en este mundo es la muerte. Y siempre me ha preocupado esa idea, alguna vez la he compartido con alguno de ustedes. Y no hablo de la muerte en sí, al fin y al cabo es un trámite más por el que habremos de pasar, sino el no haber sabido aprovechar ese regalo tan maravilloso que nos han brindado, que es la vida. Llegado el momento no quiero verme rogando a Caronte que me deje bajar de la barca y volver, que me faltó por decir, que me faltó por hacer. No. Quiero morirme en paz, pagar con una monedita al barquero y cruzar el Aqueronte tranquilo, sabiendo que me he dejado la piel en el camino, satisfecho del deber cumplido.

Me gustaría acabar la entrevista con esta cita de Silvio Rodríguez en su canción «Casiopea», que tiene mucho que ver con Quintanabaldo y JI: «La playa me hizo grano de la arena. Fui punto en multitud por donde fui, nadie me detectó, y así aprendí».


Entrevista a Lucía González

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La gran Lucía de Valladolid también ha tenido la generosidad de dedicarnos esta entrevista en exclusiva para nuestra web, cuando ya este verano de 2011 va tocando a su fin…

Personalmente he coincidido con ella en algunas ocasiones, pero no ha sido en ninguna de las actividades más «grandes» de JI de España (campamentos de Quintanabaldo o viajes RHU del Proyecto Cooperar) que ambos hemos vivido. Sin embargo, su entrevista ha sido como un reflejo de muchas cosas que yo también siento y he sentido, y ciertamente me ha conmovido leerla y verme identificado en casi todo lo que explica.

Podría escribir algo sobre la grata impresión que Lucía siempre me ha causado cuando nos hemos ido encontrado (en asambleas, en reuniones de la OFIE, etc), sobre su contagioso entusiasmo, su permanente sonrisa, su gran capacidad de trabajo o su sensibilidad hacia los demás, especialmente los niños, pero creo que me quedaría corto, y pienso que en la entrevista todo eso queda bastante mejor explicado… por ella misma!

Así que aquí queda para que todos podáis disfrutarla también (con el toque gracioso de mi equivocación sobre su profesión incluído 🙂


Entrevista a Lucía González

¿Cuándo y dónde empezaste en Juventud Idente? Cuéntanos algo de aquellos momentos.

Mi vida en Juventud Idente empezó en Valladolid, creo recordar que en Septiembre de 2002. Por aquel entonces trabajaba en una asesoría de empresas (¡las vueltas que da la vida!) y tuve la gran suerte de compartir trabajo (y confesiones) con Rocío, que a su vez, era amiga de Cristina, profe de la sección desde hacía tiempo.

Recuerdo que de bien pequeña, en el cole, estaba suscrita a la revista “Gesto por la Paz”, que años atrás había hablado con Intervida para viajar a Guatemala, que un profe de Instituto nos hablaba de “Amnistía Internacional”, que la gente “de la calle” me emocionaba, y que el contacto con las personas, especialmente con los niños, me hacía vibrar.

Y entonces Rocío me dijo: “voy a hacer voluntariado en una asociación que se llama Juventud Idente”. Yo pensé: “qué nombre tan extraño”. Y me animé a ir a una reunión informativa en el Consejo Local de la Juventud de Valladolid. Me “engancharon”.

¿Qué fue lo que te «enganchó» en aquellos momentos?

Me enganchó todo. Además de estar muy sensible y de “ser el momento”, nunca olvidaré el entusiasmo y la ilusión con la que Inma, Marta y Yoly hablaban de lo que hacían. Por aquel entonces, en Valladolid, trabajaban en una Residencia de Ancianos, en un Centro de Acogida de Menores, en un Instituto haciendo apoyo escolar y creo que en dos barrios, Arturo Eyries y Barrio Belén, con grupos de niños y jóvenes. ¡Todo eso me ofrecían! ¡Todo me atraía!

Recuerdo especialmente a Inma, ¡tan dulce!, y las experiencias que contaba en la Residencia de Ancianos, bueno, de Personas Mayores, jeje. Y terminé la reunión hablando con ella largo y tendido. Me apetecía, perdón por la expresión, “probar otras cosas”. En la facultad ya había estado con niños y niñas y… no dudé. El viernes de la semana siguiente fui por primera vez a la Residencia. “Ellos y ellas”, me engancharon también. El primer día lloré, mucho.

¿Qué importancia le darías al trabajo que ha realizado JI durante estos años en el terreno de la educación de niños y jóvenes?

¡Qué difícil pregunta!… claro, no puedo extenderme mucho, verdad? Si no esto se convertiría en un monólogo… jaja
Para mí el mensaje fue claro. En palabras de Fernando Rielo: “Restaurar la humanidad empezando por uno mismo”. Creo que aquí está la clave. Hacer entender, comprender y vivir, primero a nosotros, y después a los niños y a los jóvenes, que la revolución, el cambio y la restauración, empiezan en nuestro interior, es complicado, muy complicado. En ocasiones caemos en las redes de la simplicidad, en el querer hacer y hacer sin pensar en si el otro quiere que hagas algo por él. En creernos salvadores de un mundo que quizá no quiera ser salvado.

Trabajas actualmente como profesora en un instituto de secundaria (una de las profesiones consideradas más complicadas en nuestra sociedad actual). ¿Hay algún aspecto de lo que has vivido en JI que te sirva de manera especial en el día a día de tu profesión?

Nooooo! El Instituto es para “valientes”, yo me quedo en Primaria, que estoy muy a gustito…
Pero sí, por supuesto que hay muchos aspectos que he vivido en JI que me sirven en el día a día. Es más, me atrevo a decir que, estoy donde estoy, gracias a la JI. Para mí, cada día vivido y compartido con todas las “personas identes” del mundo, me hizo darme cuenta que no estaba donde quería estar, que me sentía “vacía”. Fui consciente de lo importante que son los sueños y no sólo eso, valoré la importancia de luchar para hacerlos realidad. Suena tópico, pero es así, soy muy simple. Año tras año, cuando volvía de Bolivia, cuando preparábamos el Ateneo de Navidad, cuando conversábamos en el coche tras las Jornadas de Pedagogía en Madrid o cuando salía de la actividad en Herrera, me decía: “este año preparo la oposición, lo dejo todo”.

Ahora, ya en el cole y con mi gran sueño hecho realidad, intento recordar lo más grande que aprendí en “Cooperar”: “de igual a igual, de persona a persona”. Me canso de esa figura del maestro que lo sabe todo, que siempre está en posesión de la verdad, que no educa sino adoctrina, que se sienta detrás de una mesa y sólo habla del complemento directo, de números decimales o de la reproducción de las plantas… que no se levanta y se acerca a “sus niños”, no siente, no escucha, no acaricia, no besa, no padece… Intento valorar a la persona, no al alumno, ver su parte más humana y sensible, comprender su realidad, dejarme querer… Un alumno, este curso pasado, me escribió que lo mejor de su profe es que “…era muy graciosa”. Hacer reír a un niño… uf!!…me quedo con eso.

Tú formaste parte de dos equipos RHU del Proyecto Cooperar.
Cuéntanos qué fue lo que más te marcó de esos dos viajes.

Sin duda, las personas. Todas y cada una de ellas. Las de aquí y las de allí. Es cierto que el entorno es brutal, que la naturaleza es salvaje, que los mosquitos “me comieron”, que es cuestión de suerte que te toque vivir en un lugar del mundo o en otro, que no hay vidas mejores ni peores, que la fe mueve montañas, que el sentido patriótico cobra sentido, que el trabajo fue agotador, que hablamos la misma lengua pero en ocasiones no nos entendemos, que la comida…, que las duchas de agua helada…, que los 3 días que estuvimos tirados por los aeropuertos de 5 países latinoamericanos dejaron huella… Pero todo esto no tendría sentido sin las personas con las que viví esta gran experiencia.

¿Podrías relatar algún momento que haya sido especialmente significativo para ti?

Mi primera respuesta, la que me sale de inmediato sería:
¡Imposible! ¡Hay tantos…! Podría escribir hojas y hojas, y sería tan íntimo y personal que no me atrevería a compartirlo… Lo siento.

Pensándolo un poco, mi respuesta es otra:

El momento especialmente significativo para mí fue conocer Juventud Idente, conoceros a todos vosotros.

¿Algún momento especialmente difícil?

Sí, este me atrevo a confesarlo. El momento más difícil fue cuando tuvimos que tomar la decisión de “cerrar” la sección de Valladolid, no hace mucho tiempo. Conversaciones y reuniones en las que recordábamos tantos años, tanto esfuerzo, tanto sacrificio, tanto trabajo, tantas ilusiones, tantos sueños, tantas lágrimas, tantas risas, tantos “escenarios”, tanto cariño, tanto amor… tantas personas… Es complicado encontrar gente más joven que tome el relevo, comprometida con algo diferente… No sé, quizá tampoco supimos hacerlo.

No obstante, me quedo con que la vida cambia y es bonito, positivo, enriquecedor y necesario evolucionar hacia otras cosas: nuevos retos, nuevas ilusiones, nuevos proyectos… IDENTE… Y por supuesto, me quedo con esta gran familia que hemos formado y con la que espero convivir el resto de mis días… Joooo! Me estoy emocionando…

También has sido presidenta de JI Valladolid y miembro de la Oficina Nacional de España. ¿Cómo ha sido tu experiencia en las funciones relacionadas con la gestión de una entidad y las relaciones exteriores?

Pues mira, muy fácil y muy difícil, ups!! Lo explico.
Muy fácil porque aunque tuviera el cargo de “Jefa o Presidenta de sección” o “Coordinadora del Proyecto Cooperar”, no era más que eso, un título. El trabajo en equipo y la colegialidad son dos de los valores que dan sentido al espíritu idente, entre otros muchos. Nunca me he sentido sola, siempre he estado arropada, apoyada y acompañada de todas las personas que estábamos en esto, no había distinciones, todos queríamos y luchábamos por lo mismo.
Todos éramos igual de importantes, en el mismo barco, con el mismo rumbo.

Y muy difícil, por mi personalidad, mi carácter. Soy una persona tremendamente exigente conmigo misma y con la vida y en ocasiones me ha jugado malas pasadas. Pero me consuela saber que soy consciente de ello y que voy aprendiendo día a día.

Seguro que tienes muchos recuerdos de muchas personas. ¿Podrías hacer mención de alguna o algunas de ellas, con nombres y apellidos, que recuerdes de manera especial?

Es difícil, más que nada por si te dejas a alguien en el tintero, jeje Pero sí, claro que puedo hacer mención. No obstante, como ya he dicho, todas las personas han sido y lo seguirán siendo, en algún momento, muy especiales.

1. Margalida Font: descubrió y despertó mi lado más humano, más emotivo, más conmovedor.

2. Reyes Hernández: la más auténtica.

3. José María Sierra: “El padrecito”, el amigo, el compañero, el ejemplo a seguir…

4. Mar Álvarez: simplemente… ¡genial!

5. Lucia Hurtado: mi tocaya, mi amiga… el lazo más fuerte que me une a Bolivia…

6. Óscar Martínez: mi “jefe”, mi amigo, mi compañero de faenas… especial.

7. Yolanda Cacho: mi amiga, mi alma gemela… te debo tantas cosas!!

8. Rocío Arranz: el punto de partido de mi vida en Juventud Idente, mi amiga.

9. Gerald Forham: alguien al que echo mucho de menos.

10. Corpus Bermejo: toda una vida dedicada a los demás.

¿Cuáles crees que son los retos que tiene aún por delante JI?

El reto más importante que, a mi parecer, la JI nunca debe olvidar, es intentar llegar a “todos”. No a todo el mundo, es imposible. Me refiero a que no debe importar la procedencia de la persona, ni su credo, ni su religión, ni su cultura, ni su ideología… Basta con el diálogo, el respeto, la tolerancia, la empatía…

Tener como fin restaurar la humanidad, querer crecer como persona e intentar ser auténtico no lleva etiquetas de ninguna clase, sale del corazón, y todas las personas lo tenemos. El corazón de la JI debe seguir estando abierto, de par en par…

¿Cuál ha sido tu «lección didáctica» después de todos estos años?

Creo que no voy a responder a esta pregunta, puede ser obvio después de leer las anteriores, o quizá no haya tenido la capacidad suficiente para expresar lo que he vivido, sentido y aprendido estos años en Juventud Idente.
Me encantaría que cada persona sacase sus propias conclusiones y me las hiciera llegar, nada más. Quizá nos sorprenderíamos.


Gracias Juan Carlos por darme la oportunidad de revivir momentos inolvidables e inigualables con esta entrevista. Y gracias a todos por estar y ser como sois. Un beso!!

Entrevista a Corpus Bermejo

 

OLYMPUS DIGITAL CAMERALa verdad es que Corpus Bermejo es de esas personas que casi todo el mundo que haya estado una temporadita en JI de España los últimos 20 años conoce. Una persona modélica, cuyo trabajo ha sido incansable participando en, yo creo que prácticamente todas las actividades posibles, y desde prácticamente todas las responsabilidades (y no sé si sobran los «prácticamente»). Desde hace unos años se dedica profesionalmente a la docencia (es filóloga inglesa, entre otras cosas) y mantiene un blog personal en la web.

Yo la recuerdo en unos cuantos PUJ a nivel nacional (el del 93, 94 desde la comisión organizadora, 96, …), en muuchos campamentos de Quintanabaldo (mejor no pongo años, pero sí recuerdo que era profesora en QN’92 cuando yo era acampado aún), bastantes de ellos formando parte de jefaturas y como jefa de campamento en QN’03, varios grupos RHU del Proyecto Cooperar además de viajes a New York y Ecuador para trabajar con las JI de por allí, ha formado parte y dirigido comisiones especializadas en la Oficina de España, ha tocado la guitarra en incontables ateneos, himnos de fuego y reuniones alrededor del mástil, elaborado power points, presentado ponencias en cursos PAR y jornadas pedagógicas, representado a JI a nivel local y nacional en el Consejo de la Juventud, …

Imposible describir con palabras de manera adecuada a esta buena amiga de tantos años, que nos ha dedicado esta entrevista especialmente para esta web:


Entrevista a Corpus Bermejo

¿Cuándo empezaste en Juventud Idente?

Empecé con 7 añitos en el grupo de niños de la sección de Murcia

¿Qué recuerdas de aquellos años?

Recuerdo que era feliz, que aprendí muchísimo a relacionarme con los demás niños, que me apasionaba que llegara el sábado y que veía cómo todos sonreíamos.

¿Crees que JI ha cambiado mucho en este tiempo? ¿En qué?

Creo que ha habido una evolución con evidentes cambios, los cuales han afianzado nuestras actividades nacionales como son nuestros campamentos, e incorporado otras como las Jornadas de Pedagogía Idente Fernando Rielo. Lo que sí ha quedado permanente es el trabajo en pos de la juventud y la infancia, ese JOVINS que perdura de alguna forma material y espiritualmente.

¿Podrías relatar algún momento que haya sido especialmente significativo para ti?

Me remitiría a cuando formé parte de la Comisión Permanente del PUJ ’94 cuyo tema marco fue “Medios de Comunicación y Valores Humanos” (celebrado en Murcia), al cual asistieron gente de toda España y que durante todo ese curso estuvimos haciendo seguimiento de las personas; fue apasionante cómo se hizo eco del diálogo de todos con todos y cómo se unieron lazos, algo que repercutió después en los años y demás actividades formativas.

¿Y algún momento especialmente difícil?

Me acuerdo perfectamente de mi participación en jefaturas de campamento, las decisiones complicadas a la par que, más o menos, acertadas, ante situaciones que en la vida diaria nos desbordarían, y aunque silenciosas fueron más que efectivas para todos y para mí misma la primera, por fomentar el trabajo callado en sigilo pero al mismo tiempo, savia que da sentido.

Tú has trabajado en jefaturas, formación de profesores, coordinación de comisiones especializadas, …: ¿a qué cosas le darías más importancia desde el punto de vista de quien es «profesor de profesores»?

Le daría y le doy más importancia a las personas que van antes que las cosas, que las actividades, que los quehaceres, … En algunas ocasiones nos hemos metido tanto en la acción y en el perfeccionamiento de lo que queríamos hacer que casi quedaba difuminada la atención que requerían los que andaban a nuestro lado.

Seguro que tienes muchos recuerdos de muchas personas. ¿Podrías hacer mención de alguna o algunas de ellas, con nombres y apellidos, que recuerdes de manera especial?

Serían algunas, de las cuales haría mención especial a la Oficina de España de la cual fui miembro:

* Jose Mª Sierra

* Margalida Font

* Reyes Hernández

* Mar Álvarez

* Tereza Halasová

* David Sánchez

* Juan Carlos Sánchez

Tú has realizado muchos viajes fuera de nuestro país, y has conocido la situación de JI de muchos otros lugares. ¿Cómo ha sido esta experiencia?

Ha sido grandioso ver la JI en Nueva York, Bolivia y Ecuador. Tenemos como común denominador las ansias de restaurar este mundo y hacer felices a los demás formando parte de ello. Es apasionante apreciar como quedamos hermanados ante éste nuestro Ideal y que llevaremos como sangre que recorre nuestras venas.

¿Qué recuerdas en concreto de cuando estuviste en Nueva York con Fernando Rielo?

Recuerdo varias cosas:

* El despacho que tuve con él dándome la bienvenida a América y preguntándome: “¿te gusta viajar?” (esto, para mí, fue una premonición).

* Su mirada en las cenas y comidas compartidas con él teniendo lugar privilegiado a su lado.

* Y cómo me cogió la mano al despedirse de mí y me dijo: “Buen viaje”

¿Cuáles crees que son los retos que tiene aún por delante JI?

* Seguir indagando las necesidades de la juventud y la infancia a través de un buen estudio continuo (recuerdo el Observatorio ID).

* Continuar ampliando experiencia teniendo en cuenta a todos los que formamos activa y espiritualmente parte de éste gran compendio nuestro llamado JI.

¿»Qué te llevas en la mochila», después de todos estos años?

* Me llevo amistades imborrables

* Sonrisas

* Dificultades de las que hacen sangre

* Ser como soy

* Educar en valores a mis alumnos (soy profesora)

* Tener las ideas medianamente claras para seguir acompañando y dejarme acompañar

* Y que, por supuesto, las personas van antes que las cosas

Entrevista a Luis Casasús

luis-f9f1fIncluída en el Diario de un Campamento (referente a QJ’91, y que merecerá un artículo aparte), estaba esta entrevista a Luis Casasús, que fue el jefe de campamento ese año en el turno de niños y en el de jóvenes, y que, como curiosidad, me llamó la atención ver que también llevaba dos talleres: de astronomía y de aikido.

Luis Casasús es actualmente el vicepresidente del patronato que dirige Juventud Idente (desde que es fundación), sacerdote y Superior General de los Misioneros Identes, además de doctor en matemáticas (bonita ciencia 🙂 ejerciendo como profesor en la Universidad Politécnica de Madrid.

Sin embargo, quienes han tenido la suerte de conocerle en persona saben que es una persona muy especial en su cercanía y en el trato, y que a lo largo de los años ha dejado una profunda huella con su ejemplo, viajando incansablemente por todo el mundo. Y hablando en primera persona, os aseguro que admiro de él su serenidad y buen humor en momentos delicados y su capacidad de comunicación (en forma y contenido) habiendo tenido el privilegio de conocerle y de aprender de él «en plena acción» en campamentos, asambleas, visitas a nuestra JI de Baleares, …

La entrevista (que Luis siempre tan amable no ha tenido inconveniente en que publiquemos ya casi 20 años después), toca algunos de los temas más interesantes de la vida campamental, y es posible que quienes la lean noten que «eso mismo se podría decir de tal campamento, al que asistí». La he reproducido tal cual aparece en el diario, en sus páginas centrales (el pie de la foto, que no se ve muy bien por el escaneado, dice: «Luis Casasús de pequeñito«).

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