En esta ocasión comparto una interesante carta que Pablo Chacón envió a la lista de correo de JI de España en 2003, en la que reflexiona sobre aspectos esenciales de Juventud Idente, de las personas que forman parte, de sus conflictos, … Es una carta que formaba parte de un intercambio de opiniones sobre el papel de Juventud Idente en nuestra sociedad en aquel momento Seguir leyendo Carta de Pablo Chacón (año 2003)
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El termómetro de un campamento
En el día previo al comienzo de QN’97 se reunió todo el claustro (ya en Quintanabaldo) para acabar de preparar al máximo el campamento antes de la llegada de los niños. Creo que fue de las primeras veces que se hacía esto, supongo que porque se observó la conveniencia de que los profesores se conozcan antes de empezar a trabajar juntos en una actividad tan compleja como un campamento, aunar criterios, etc.
César Soltero, gran experto ya entonces en dinámica campamental y en el espíritu de Juventud Idente, se hizo los aproximadamente 1600 km (ida y vuelta) que separan Sevilla de Quintanabaldo para acompañarnos sólo ese día y regalarnos una estupenda sesión de formación.
La sesión consistió en la explicación de algunos de los puntos que más dificultad pueden presentar para un profesor en un campamento, pero lo que más recuerdo fue cómo concluyó su amena sesión formativa (a mí se me pasó volando, pero recuerdo que duró bastante porque muchos salimos a gran velocidad hacia los servicios cuando acabó!): Nos hizo la siguiente pregunta: «¿sabéis cuál es para mí el termómetro para saber si el claustro está funcionando o no durante el campamento? ¿Cómo tomarle la temperatura al campamento desde el punto de vista de los profesores? Pues si los profesores están deseando que lleguen los cambios de actividad para juntarse entre ellos».
Considero este ejemplo muy adecuado y simple, y la verdad es que en ese mismo campamento y en posteriores lo he recordado muchas veces!
(La foto es del campamento QN’97, que empezó al día siguiente, de algunos niños y profesores disfrazados al atardecer, acabada la gymkhana).
¿Los jóvenes no se comprometen?
Muchas veces a lo largo de estos años he oído la frase que da título a esta reflexión, dentro y fuera de JI, uno de los tópicos por excelencia. Ha sido usada especialmente como argumento para no ceder responsabilidades, para no delegar en otras personas, y no por una supuesta falta de preparación, sino más bien porque los candidatos «no están aún bien formados» o por tener dudas de su compromiso. Yo mismo he tenido esas dudas en algunas ocasiones, cuando me ha tocado pensar en otras personas para realizar alguna tarea (más o menos grande) de forma colegial, dentro de las actividades que me ha tocado dirigir.
Pero después de reflexionar bastante sobre el tema a lo largo de los años, mi experiencia me dice exactamente lo contrario, que los jóvenes sí se comprometen, (si se les da la oportunidad, claro está), y para ello sólo hacen falta dos cosas:
1. Que lo que se propone sea atractivo (en JI esto es más bien fácil, pues ofrece infinidad de actividades y posibilidades que tienen bastante «tirón» entre los jóvenes (y no tan jóvenes): educación en valores, campamentos, música, nuevas tecnologías, excursiones, PUJ, amistad con gente nueva, cooperación internacional, etc.)
2. Que se tenga confianza en una persona diferente de ti mismo, con todo lo que eso supone («nadie nace enseñado», y siempre puede pasar que la cosa no salga como uno esperaba… o quizá sale incluso mejor…). Y con una adecuada preparación, acompañamiento y evaluación todo es más fácil…
En estos años he visto dentro de Juventud Idente un compromiso muy difícil de igualar en nuestra sociedad actual. He convivido con personas que ejercían sus responsabilidades igual cargando sacos de patatas que conduciendo un Land Rover, igual pelando cebollas que dirigiendo la cocina campamental, como profesores de tienda o como miembros de jefaturas, fotocopiando un folleto o entrevistándose con alcaldes y medios de comunicación, pasando el paño a las mesas o dirigiendo un capítulo o moderando una sesión del PUJ. Jóvenes y no tan jóvenes, misioneros y no misioneros, varones y mujeres, españoles y extranjeros, de una ciudad y de otra, de diferentes religiones o sin un credo específico, con una posición social acomodada o con un futuro incierto, personas de diferentes etnias, ideas políticas… ¿No es esa la universalidad que nos propuso Fernando Rielo?
Ésta, sin duda, ha sido una de mis mayores lecciones didácticas.
La primera imagen es del campo de trabajo Q’92, uno de esos en los que todavía se hacían obras de albañilería, además del montaje del campamento, puesta a punto de motores, fontanería, electricidad, … vamos, como en una casa cualquiera :-). Están montando el puente de acceso al campamento.
Aparecen en ella Fernando Cabrero (a la derecha, de rojo) junto con otros dos jóvenes que averigué que se llaman Nacho y Santiago (Tito), según figura en el vídeo que grabó para la ocasión Roser Martínez de Barcelona. Y sí, no se puede acusar a los que salen en la foto de de «no mojarse» o de eludir lo que algunos llaman «trabajo sucio»…
En la segunda imagen (quizá de QJ’98) aparecen Víctor y Javi, de Sevilla, en la antigua cocina del campamento de Quintanabaldo con cara de sueño pero sin olvidar mantener el tipo y la sonrisa, (seguramente al final de un día cualquiera de campamento, en el que los rostros reflejan el esfuerzo de quienes han llevado sobre sí la carga de importantes responsabilidades…)
¿Hacerlo bien o no hacerlo?
Relacionado con el enlace de la estupenda web La Historia de la Semana (que lleva a cabo José Mari Sierra y que recomiendo a quien no la conozca… y a quien sí la conozca también 🙂 http://lahistoriadelasemana.blogspot.com/2010/10/el-nivel.html, acerca de la perfección versus el perfeccionismo, me vienen inevitablemente a la mente los campamentos vividos, en especial los de Quintanabaldo y los de Alemania.
Me gustaría dedicar también este artículo, antes de entrar en materia, a la memoria de Teodora, una entrañable anciana de origen argentino, de la que recientemente he sabido de su fallecimiento a los casi 100 años en la residencia de la Hermanitas de los Pobres de Palma. Con ella tuve la suerte de dialogar en unas pocas ocasiones en los últimos meses, y me quedó grabada su fuerza y expresividad al contarme su pasado como bailarina, nadadora, … y cómo, relacionado con el tema de este artículo, al hacer una actuación colectiva de ballet tenían como lema «o hacerlo bien, o nada«.
Pues bien, recuerdo algunas conversaciones con Theo, previas a nuestra participación en los campamentos de Alemania, contándome con toda naturalidad cómo era la organización (que yo juzgaba a todas luces precaria) de unos campamentos que daban sus primeros pasos… Claro, en aquel momento los campamentos de Quintanabaldo ya disponían de una tradición de unos veinte años, y una manera de funcionar que se había ido perfeccionando en todo ese tiempo en cuanto a objetivos, pedagogía idente aplicada, infraestructura, formación de profesores, …
Después del regreso de mi primer campamento en Alemania, comprendí que esos campamentos (que seguían en fase de consolidación) no sólo no eran un suicidio, sino que habría sido realmente algo imperdonable haber privado a los que participaron de una experiencia humana y convivencial semejante (en aras de un perfeccionamiento al que desde luego, como identes, no hay que renunciar en absoluto). Me preguntaba: ¿cuántos niños, profesores, colaboradores, padres… habrían dejado de beneficiarse de algo así de valioso? Y claro, eso no está reñido con aspirar siempre al ideal, a ser + y a caminar perfeccionando lo posible, como identes que somos…
Por cierto, la foto es de QN’04, en una reunión en la pedrera, con Theo y Anita a mi derecha, dos de los principales artífices de los campamentos de Zinnowitz, que también en Quintanabaldo nos dieron una lección de generosidad extraordinaria en todo momento y en todos los campamentos que participaron. Todavía me sorprendo de lo sonrientes que salimos siempre los profes en las fotos de este campamento QN’04, con la de cansancio y situaciones complicadas que tuvimos que superar…