En esta ocasión comparto una interesante carta que Pablo Chacón envió a la lista de correo de JI de España en 2003, en la que reflexiona sobre aspectos esenciales de Juventud Idente, de las personas que forman parte, de sus conflictos, … Es una carta que formaba parte de un intercambio de opiniones sobre el papel de Juventud Idente en nuestra sociedad en aquel momento, y especialmente del papel que desempeñan sus miembros y sus responsables.
Me ha parecido muy interesante releerla y «rescatarla» porque me da la impresión de que acierta de lleno en ciertas cuestiones que no dependen del lugar ni del momento, y que aportan la valiosa visión y perspectiva de una persona como Pablo, con una extraordinaria experiencia en JI desde su origen y en diversos y variados «escenarios» (Madrid, campamentos, Bolivia, Praga…) ¡Gracias!
CARTA DE PABLO CHACÓN:
Mis queridos amigos:
Hoy he hablado con mi amigo A. Y me ha recordado que lo mas importante es daros responsabilidades, pero claro cuando yo he pensado eso, me he dicho , las responsabilidades se ganan y cuestan miles de temores y retos. A. es el amigo más querido de mi vida checa o checa vida, desde el principio hasta el fin. Y cuando él piensa algo así es porque tiene su sentido. En el mundo hay personas que viven “su” verdad pero que, porque precisamente la viven plenamente, todo tiene su sentido. El “sentido” como el “origen” son cosas que no se deben olvidar, la “forma” como el “fondo” son importantes (como decíais alguno de vosotros), pero ¿es bueno vivir siempre en un ideal cuando la realidad te supera? Esa es una buena pregunta que me hago, que os hago. Aprendemos a vivir de una manera, pero al mismo tiempo la realidad se presenta de otra, la que esperamos o no, pero de otra manera a la que quisiéramos. Pero es el tiempo de descubrir, es el ímpetu, es la magia, es el duende (diría Lorca), es la obsesión (me diría mi profesor de Metafísica, Julio Quesada, hace ya mucho tiempo). Buen principio, eh?, pura divagación!…
Amigos, os escribo por que la última discusión me llenó de alegría, lo que comenzó con Toni, lo que resurgió en mi subconsciente, consciente eternamente: ¿quiénes somos los identes, los jóvenes y los misioneros? Pues eso, caminantes, y diría yo…, peregrinos, la búsqueda de algo que no es la piedra filosofal, o la solución de “mis realidades básicas”, sino más bien el principio constante de un camino que nos hemos de forjar cada uno con la singularidad, en este caso de que somos identes y no otra cosa. Y aquí esta la siguiente pregunta: ¿soy idente por lo que hago (las actividades) o por lo que vivo (el todo)?.
Somos identes por los dos, pues cada uno hemos conocido la JI en un momento determinado de nuestra vida, y nos ha marcado. Pocos hemos conocido al Fundador, pero el resto ha sentido su huella aunque fuera en “las orillas”, en los campamentos, en las actividades, en los seminarios, en el voluntariado, y en el tú a tú. Así es, y no hay otra, pues a Fernando Rielo es imposible respirarle, se le transpira, porque trata de almas, y no de cuerpos, trata de personas y no de objetos, y así andamos, todos los que hemos vivido una experiencia particular en esas actividades, y en esos contactos. El misionero tiene vocación porque siente que Dios Padre se la descubrió en el seno de la familia idente, y el joven descubrió su camino idente porque Dios Padre (o el vecino, o un amigo o un anuncio en el ayuntamiento) le hizo descubrirse a sí mismo en la posibilidad del darse a los demás, con sus valores y peculiaridades, y estas son dos realidades que se compaginan y se compenetran, tan sólo basta querer comprenderse el uno al otro, querer acercarse al otro, intentar entender, no sólo compartir, y eso pide el Fundador desde su íntima experiencia (así lo he sentido, entendido yo, desde que tengo conciencia de quién es él). Cuando en su adolescencia, en Valsaín (montes y bosques de pinares segovianos) el Fundador vivió su gran “transfiguración”, la viva poesía de su vida y su “origen”, y escuchó en su interior aquello de (si mal no recuerdo): “sé perfecto como tu Padre Celestial lo es”, eso supuso el principio de una vida entregada a descubrir la voluntad de aquél que se le reveló, la voluntad de un ideal que pretendía pulirse de las formas y de los fondos que llenaban al mundo…
Pero eso es una historia que tiene su principio y que él, el Fundador empezó, sin ser plenamente consciente de su misión. No quiero hacer apología de una persona que no lo necesita y a quien de por sí hace falta acercarse mucho para comprender nuestro espíritu (aparte de que mi experiencia de él se basa fundamentalmente en recuerdos y momentos de la niñez) , y eso no es difícil, pues lo más interesante es que ese espíritu se revela en la humanidad, en lo que somos, solo hace falta querer ser más, principio
básico de esa perfección que no tiene nada que ver con el progreso profesional o incluso personal, en el sentido de mis satisfacciones, de lo que me gusta o deseo, por muy bueno que sea, y muy justo (probablemente ya habréis escuchado esto)
Qué raro, ¿verdad?, pero ¿a dónde quiero llegar? Pues a eso, de que no nos dejemos invadir por este mundo, que aprovechemos las personalidades que tenemos a nuestro alrededor, misioneros y jóvenes, que invitemos a tomar una cerveza a aquel misionero a quien me gustaría contarle lo que realmente pienso, o salir un día con aquel joven que me preocupa a ver una buena película, el tú a tú es lo que os quiero transmitir… y que eso nos abra los corazones pero con corazón, porque si no empezamos por ahí qué poco haremos por descubrir juntos el camino. Podemos llenarnos de grandes proyectos e ideas pero sin amistad poco construiremos con futuro (si es que queremos que la JI permanezca)
Yo creo que el Fundador ha ido dando pistas para caminar pero no dio la meta concreta, la que se reserva para él, como ahora que casi la vive en el silencio. Me recuerda a los cuentos orientales, esos que hemos leído en De Melo o en Tagore o en Krishnamurti, donde al final el verdadero camino lo tenemos que construir nosotros, y Cristo no es una excepción en esa táctica de construir al ser humano. Son mis impresiones, sólo reflexiones.
La colegialidad, pues, a mi entender, viene a ser eso, el dialogo que construya, la intención de servir (no de ser servicial), de escuchar y de pensar que aunque yo tenga ideas geniales y sea consciente de que son las mejores, somos un equipo, siempre fieles a ese ideal “ad deum propter humanitatem” y que ese Dios cada uno lo sienta como lo crea, pero pasando por la humanidad.
Cuando pienso en lo que pasa por este mundo desde lo que está a mi alcance, familia, amigos, estudiantes, colegas de trabajo hasta lo que me aturde fuera, como esos follones de guerras por acá o por allá (todavía me sigue impresionando como me afectan esas cosas) solo puedo recordar la idea que se me quedó fijada en un primer campamento (casavieja, Ávila): “restaurar la humanidad”, y eso si uno lo piensa, en frío, es para tirar la toalla absolutamente. Pero no estamos solos, y el ejemplo, para repetirme está en él, en Fernando Rielo (lo repito de nuevo: nuestro origen).
Somos “manos” para una obra y cada uno lo entienda según su parecer, mis mejores amigos pertenecieron a la JI de Madrid e hicieron cosas que supusieron grandes pasos para la JI de aquel momento, ahora ya no están pero cada vez que nos encontramos puedo observar que sus ideas y su lucha diaria tienen que ver con aquello que conocieron, disfrutaron y sufrieron. Yo he tenido la experiencia de la soledad en la JI, por parte de los misioneros y de mis propios amigos que entonces estaban dentro de JI, pero siempre sentí que el camino era el correcto, es decir perseverar hasta que las aguas encontraran su corriente, pero sin buscar más conflictos de los que ya existían, como creo que decía Ortega: “todo se rodea de circunstancias” pero estas pasan y el ideal no. Hay que superar las diferencias, pues siempre existirán, para eso somos humanos, pero si somos fieles seguiremos pa´lante, pero sin olvidarse de que somos una familia, y sin ese principio estamos perdidos. El mundo está dividido, las familias rotas, la mente dislocada y el Bien y el Mal se confunden, pero la Caridad y el ser conscientes de que podemos dar lo mejor de nosotros mismos en toda situación a pesar de nuestras deficiencias son las recetas para sobrevivir (si me permitís esta trágica expresión), y esto lo considero para todos, tanto misioneros identes como jóvenes identes.
Habéis tratado temas de organización que yo, por desgracia, después de diez años de vivir en la R. Checa poco puedo decir, pues esta claro que habéis evolucionado tremendamente, quiero decir en países como España o Italia donde la JI tiene una tradición ya bien firme, pero por lo poco que sigo os puedo decir que cosas como el proyecto Jovins es algo que da en el clavo con las necesidades de nuestra sociedad, la europea, y aplicable a cualquier otra según se aplique, pero esto lo sabéis mejor vosotros que yo.
Para terminar (que ya tendréis ganas) deciros que el espíritu idente hay que forjarlo, hay que enriquecerlo con nuestras vidas y, sobre todo, con los textos que ya se encuentran recogidos en el famoso “libro blanco” (no sé si se trabajó más en esto) y la estructura e ideario de nuestra asociación. Hay que meditar sobre ello porque uno de los problemas a los que yo me enfrenté en mi “juventud” idente (y actualmente, acá, en la R. Checa) fue esta ¿cómo transmitir al resto (mis amigos y sociedad) lo que yo siento que es bueno también para ellos sin el riesgo de aislarme, de que a ellos les parezca que vivo en otro sistema solar? Y esto, vosotros mismos, lo apuntabais en uno de los emilios. Por ello, es bueno profundizar, algo así, (ahora mismo se me ocurre) como existe una Escuela Idente, dedicada a desarrollar el pensamiento filosófico del Fundador, pues eso, una Academia Idente (por ejemplo), que recogiera los trabajos, experiencias y reflexiones de veteranos de nuestra asociación, donde se primara la reflexión, la formación y la búsqueda.
Me vais a perdonar esta conferencia por este medio, sé que me he pasado pero si no lo hacía sé que me arrepentiría, por eso quienes me hayáis seguido hasta aquí os lo agradezco, a vosotros hermanos misioneros y a vosotros jóvenes y “andantes” veteranos (pero no de triste figura), y por supuesto, para los que no me hayáis reconocido y como es menester, me presento: Soy Pablo Chacón Gil, antiguo cañero de JI de Madrid, y actual cañero de todos los posibles en Praga, desde hace unos años.
Aquí nos dedicamos hoy por hoy a una cabalgata de Reyes Magos que se esta convirtiendo año tras año en un acontecimiento nacional, no sólo por lo exótico de la actividad sino por su sentido social y espiritual. Amigos, tenemos que inventar y arriesgar, o en el vocabulario misionero idente, tenemos que forzar a la providencia para que este mundo llegue a ser “el mejor de los mundos posibles” (es de Leibnitz) aunque lo creamos un imposible, de eso se trata, ¿no? Para todos es el mismo camino, y esa es la contradicción, inmersa a todo ser humano, o das todo lo mejor de ti mismo o vives en la indiferencia (hay muchos grados de este fenómeno).
Ya, ya he terminado, de verdad. Mis recuerdos a José María, a David, a Corpus, a Marga, a Tereza, a la buena gente de Valladolid que compartieron unos dias con nosotros y a todos los que os conozco pero que como yo habéis seguido desde el silencio a todo este grupo, y a los que no os conozco pero que como si os conociera.
Un abrazo a todos.
Pablo
PD: no os preocupéis que ya no daré el coñ…, simplemente quise compartirlo con vosotros. ¡Ah! Y que no se me olvide, brindo con una buena cerveza checa por el creador de nuestros “dolores de cabeza”: Fernando Rielo.