Todavía conmovido por la noticia del fallecimiento de nuestro querido amigo Fernando Cabrero, me decido a escribir unas pocas palabras en su memoria. Él fue una persona muy cercana para toda mi familia, le conocíamos desde que yo era niño cuando vivía como misionero destinado en Barcelona, y tuve la suerte de coincidir con él en varias ocasiones, entre ellos los Encuentros para universitarios que organizaban en Cataluña, junto con mis padres y mis hermanos. En el ámbito de Juventud Idente, contribuyó de manera decisiva desde la Oficina de España (que presidió varios años) por ejemplo en la preparación de los campamentos de Quintanabaldo, o también poniendo los cimientos en los inicios del Parlamento Universal de la Juventud. Casi nada.
En lo personal, le recuerdo siempre cercano, atento y, más que con un sentido del humor notable, podríamos más bien decir que su presencia siempre generaba buen humor y «buen rollo» a su alrededor.
Recuerdo ahora mismo muchísimos momentos compartidos (él fue el jefe de campamento en mi primer Quintanabaldo como niño (1990), también en mi primero como joven (1993) y también en mi primer campamento como profesor (1995). Me quedó grabado, por ejemplo, cuando le pedí si podía tocar, (por primera vez!) la canción de «llamada al himno de fuego» (y su respuesta: «pues claro, siempre» mientras me extendía su guitarra)… o cuando me ofreció usar agua caliente (solo al alcance de unos pocos privilegiados en aquellos años) en la última noche de ese mismo campamento, al ver mis intentos por quitarme la pintura de la cara tras una gimcana… o cómo contestaba con elegancia, buen humor y un punto de ironía alguna inconveniencia de profesores noveles (como yo)…
Creo que fue en ese 1995 aproximadamente cuando se marchó ya de España destinado a Sudamérica (me contaron que le despidieron en una Asamblea Nacional cantando la canción «Amigo», que como es bien sabido acaba con «… firmado: Fernando»). Supe que allí, en Bolivia, se ordenó como sacerdote y acogió voluntarios en diferentes proyectos del voluntariado idente de ayuda a misiones (previo al Proyecto Cooperar).
Me pregunto cuántas puertas abrió para cuánta gente (yo entre ellos) con toda su dedicación y su ejemplo. Que desde el Cielo nos siga cuidando e inspirando: ha sido un regalo de la vida haber podido tenerlo como referente. Gracias Fernando.
(Gracias por la canción, grabada adhoc para la ocasión a Eugenio Sánchez Crespillo, y por el montaje del vídeo a Maria Sánchez Ruiz)